No sabía que hacer
Con ella misma
Se sentía insignificante
Perdida en la oscuridad que le consumía
Lo ocultaba a su alrededor
Sin que nadie lo supiera
Un día se acercó alguien
Y le cambio la forma de ver las cosas
Era como ella
su exterior sonriente
su interior apagado
No pudo contener las lágrimas
y decidió darle un abrazo
ese abrazo para ella
valió años de soledad
su mundo se volvió a convertir
en color
le costaba creerlo
después de tantos malentendidos
de tantos dejares
de tantos llantos
de tanto culparse
de tanto lamentarse
Ella le tomo la mano
le recogió una lágrima con su pulgar
cuidadosamente se la retiro
la miró a sus ojos inundados
diciéndole
“No estás sola, amiga
Recuérdalo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario